Sabor a Ti by Nora Roberts

Sabor a Ti by Nora Roberts

autor:Nora Roberts [Nora Roberts]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela Romántica
ISBN: 9788499895291
publicado: 2011-09-14T22:00:00+00:00


Laurel examinó el vestido de seda color albaricoque que Bibi se había quitado por orden suya. A través de la puerta del baño de su dormitorio oía el agua de la ducha y los sollozos de la mujer.

Unas cuantas manchas, una costura descosida… Podría haber sido peor, reflexionó Laurel. La señora Grady lo arreglaría, y aplicando el plan de emergencia que tenían para esos casos, sabía que Parker no tardaría en movilizar a un equipo de peluquería y maquillaje.

No le quedaba otro remedio que aceptar su misión. Le había tocado tranquilizar a Bibi, ayudarle a reponerse, escuchar sus lamentaciones, su maledicencia, sus quejas… y conseguir, mediante un juramento de sangre si era preciso, que prometiera comportarse durante la ceremonia.

Alguien llamó a la puerta. Se pasó la mano para arreglarse el pelo y fue a abrir.

—Dos copas como me habías ordenado —explicó Del entrando en la habitación y dejando las copas encima de una mesa. Miró de soslayo hacia el baño—. ¿Qué tal va?

—Bueno, ha pasado de los sollozos a los lamentos. Aquí tienes el vestido. No está muy mal. Parker debe de haber advertido ya a la señora Grady, o sea que lo estará esperando.

—Muy bien. —Del le tocó el pendiente izquierdo—. ¿Puedo hacer algo más por ti?

—Ve a ver a Mac y comprueba que la novia no se haya enterado de nada. Parker debe de haber inventado alguna excusa para retrasar un poco la ceremonia. —Calculando, Laurel se frotó la nuca para aligerar la tensión—. Vamos con un retraso de veinte minutos, que en realidad serán diez o quince. ¡Qué buenas somos! No oigo la ducha. Vale más que te vayas.

—Me marcho. A propósito, buena parada —dijo él levantando el brazo como si quisiera imitarla.

Laurel se rió, lo echó de un empujón y cerró la puerta. Respiró hondo para recobrarse, fue al baño y llamó con los nudillos.

—¿Todo bien?

Bibi abrió la puerta. Llevaba puesto el albornoz bueno de Laurel, y el pelo rubio, oscurecido por el agua, le goteaba sobre los hombros. Le brillaban los ojos, que tenía hinchados y enrojecidos, como si estuviera a punto de echarse a llorar otra vez.

—Mírame, estoy hecha una birria.

—Esto te irá bien.

—¿Es una pistola?

—Es champán. Siéntate y descansa. Están arreglándote el vestido, y dentro de un rato vendrán a peinarte y a maquillarte.

—Ay, gracias a Dios… —Bibi tomó un largo sorbo de champán—. A Dios y a ti. Me siento fatal. Tengo náuseas. ¡Qué estúpida soy! Doce años… Llevo casada doce años con Sam. ¿No cuenta eso para nada?

—Claro que sí. —«Cálmala», pensó Laurel recordando las directrices de Votos: calma, reconforta y pacifica.

—Yo no destrocé esa familia. Ellos dos estaban separados cuando nos conocimos. Bueno, técnicamente no, oficialmente, no, pero sí en la práctica. Esa mujer me odia porque soy más joven que ella. Ella fue la pionera para él, yo la mujer trofeo. Siempre va poniendo etiquetas a la gente, pero a mí me parece que después de doce años… en fin. ¡Mierda!

—Nunca es fácil manejar bien las relaciones y los lazos sentimentales.



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